La banda de San Francisco "Metallica" aterrizaba en España para descargar tres conciertos; dos en Madrid y uno en Barcelona.
La expectación era máxima y el rodillo de James Hetfield y los suyos nos iba a golpear de lleno con su metal de calidad.
La noche escogida por mis amigos Edu, Parra, Marcos y yo fue la segunda velada en la capital del reino, un lunes de frío intenso con viento y nevadas copiosas, que contrastó con el calor de lo vivido en el Winzik center.
Metallica eligió a los noruegos Kvelertak para telonearles y en principio la apuesta era segura. Personalmente les vi abriendo el show a Anthrax y Slayer un año atrás y por desgracia para los noruegos no tuvo nada que ver en lo que a sonido se refiere. En el Wizink center sonaron
pésimamente debido a grandes variaciones que se iban produciendo según descargaban su música en directo.
Desconozco si en estos casos como dicen las malas lenguas los responsables de estos barullos acústicos suelen ser las bandas cabezas de cartel, pero entre un sonido pobre y la escasa entrada de público en ese momento, Kvelertal no pudieron demostrar fielmente su valía.
De repente suena la siempre coreada "Ecstasy of gold" y es cuando te haces una idea de lo que se te viene encima.
Como en anteriores conciertos suena la intro grabada de "Hardwired" y a la par empezaban a subir Lars, James, Kirk y Trujillo al escenario entre el delirio de los allí asistentes.
A ritmo de caja Lars, daba el pistoletazo de lo que sería una noche inolvidable, seguidamente otro tema del último disco de los californianos; "Atlas, rise" que como la mayoría de los cortes de ese trabajo son auténticas joyas.
Ver a Robert Trujillo empezando "For whom the bell tolls" era una pasada y más cuando todos coreamos la melodía creando una perfecta simbiosis entre todos los asistentes, con "Creeping death" y "Moth into the flame" llegó el éxtasis perfectamente reconocible por la puesta de escena de la banda, que a todo esto se mostraba en una excelente forma física y musical.
La velada se iba acabando pero nosotros nos negábamos a ver la realidad y con "One" entre efectos de bombardeos y pirotecnia nos trasladamos a 1989, recordando aquellos maravillosos años de instituto con Metallica como forma de vida.
"Master of puppets", "Nothing else matters" y como colofón "Enter sadman" consiguieron que estos maduritos metaleros consigan atrapar a la gente con sus directos y simpatía.
En resumen, hacía tiempo que no disfrutaba tanto en un concierto (y mira que voy a bolos) y me reitero con Metallica, son una apuesta segura, le pese a quien le pese.
JUAN CARLOS
FOTOS (NICOLÁS ALBORNOS)
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