SEIS AÑOS

Un día como hoy 11 de marzo.... se apodera de mi una extraña sensación de vacío, de desesperación, en fin de impotencia que posiblemente perdure por muchos años.
Si amigos estamos hablando del mayor atentado sufrido en España en la historia, un atentado que todavía cuando vemos las terribles imágenes, saltan rebeldes lágrimas escapando de nuestros ojos, y sentimos que se encoje el corazón y reduce a la mitad su tamaño , que sin ser culpables de nada nos sentimos desdichados... en fin débiles y frágiles.
El espíritu de un país murió aquel día , personas anónimas lejanas y desconocidas pasaron a ser nuestros amigos , hermanos y compañeros.
Lloramos sus muertes y les recordamos, compartimos su dolor y clamamos al cielo una sola pregunta..¿Por que?
Una espiral de dolores y orgía de sin razón se apoderó de ese fatídico día, después de seis años todavía faltan multitud de cabos por atar, oscuros intereses y culpables sin ser juzgados.
Pero en este país todo sale gratis, casi doscientos muertos y todavía no hay una correcta investigación.
Pero no quiero entrar en el tema político , pues necesitaría un mes para exponerlo en profundidad, si no en el personal, esas personas fallecidas , victimas que se dirigían a ganarse el pan, a estudiar, a un reconocimiento medico para una entrevista de trabajo, a ver a su prometida después de pasar tres semanas trabajando fuera de Madrid....
Gente que murió sin saber si quiera que ocurrió y por qué,
familias destrozadas que jamás lograran reponerse a tan cruel barbarie.
Por cercanía de mi domicilio a Madrid , conocía personalmente a varias personas que perdieron la vida entre aquellos malditos amasijos.
No es mi misión ni mi deseo entristeceros, pero en mi retina quedan esos duros momentos del tanatorio de Guadalajara lleno a rebosar y ..ese silencio, el caos, la pena, la indignación la injusticia, la desinformación...
Hace tiempo escuché un dicho que aseguraba , que una persona realmente muere cuando se le olvida , pues espero que estas víctimas vivan eternamente.

Os aseguro que las lágrimas antes mencionadas, están apareciendo por mis ojos y me piden a gritos que deje de escribir.

Descansad ahí arriba.

Juan Carlos