sábado, 14 de diciembre de 2019

EL CUARTO REY MAGO

¡¡Felices fiestas amiguitos!! Entre los excesos de mazapanes y turrones os quiero contar una teoría que si bien me viene de perlas explicar sobretodo en estos días, seguro que al menos os gustará u os entretendrá que es esa mi sana intención.
Impacientes están todos los niños a la espera de que llegue el 6 de Enero y reciban sus ansiados regalos obviando naturalmente que su comportamiento ha sido estupendo a lo largo del año. Nuestras calles  y hogares están repletos de árboles de Navidad y de Nacimientos creados al mas mínimo detalle, incluyendo como no a los protagonistas y en un cercano segundo plano a los tres reyes Magos.
Pero realmente sabemos poco de los reyes magos, (no os preocupéis que esta lectura la pueden leer también los peques de la casa). Desde siempre al menos desde un tiempo bastante importante la creencia popular afirmaba que los reyes magos que llevaron sus presentes al Niño Jesús eran tres; Melchor, Gaspar y Baltasar, pero existe una importante teoría elaborada por el astrónomo Mark Kidger, del Centro Europeo de Astronomía Espacial  (ESAC) en la que según sus estudios afirma que realmente hubo un cuarto Rey Mago.
Además de la teoría del mencionado astrónomo, el cuarto rey mago aparece en varios cuentos del siglo XIX, colocando al desconocido personaje en las situaciones cronológicas mencionadas anteriormente.

De nombre Arbatrán de espíritu noble y aventurero, el cuarto rey decidió ir al nacimiento de manera independiente sin ningún tipo de conocimiento de orientación a través de las estrellas al contrario que sus tres compañeros con el consiguiente riesgo.
Llevaba consigo una gran cantidad de piedras preciosas para ofrecérselas a Jesús además de alimentos y varios presentes. Cuando viajaba hacia el punto de reunión encontró a un anciano moribundo que le pidió que le acercase a una aldea a kilómetros del lugar donde se encontraban sus hijos, pues el viejo quería pasar con ellos sus últimas horas de vida.
Arbatrán se vio envuelto en un dilema; ayudar al anciano con su última voluntad o por el contrario continuar su camino o cumplir su cometido. Una cosa resultaba clara el acercar al anciano en camello hasta casa de sus hijos le llevaría tiempo y no podría reunirse con los otros Reyes Magos que continuarían su camino y acabaría perdido y  abandonado por sus majestades.
Obedeciendo su noble corazón, decidió ofrecer su caridad al enfermo anciano y  llevarle hasta el hogar familiar. Una vez terminada la buena acción del anciano, Arbatrán emprendió un camino sin descanso siguiendo el brillo de una estrella que lejos de acercarle a Belén le alejó aún mas, pero rápidamente se percató que la estela que seguía le conducía a un rumbo equivocado y decidió seguir su intuición.
Finalmente tomó el camino correcto hasta Belén con la esperanza de poder adorar al niño recién alumbrado, pero cual fue su sorpresa que el Niño ya había nacido y sus padres María y José habían huido rumbo a Egipto, escapando de la matanza que había ordenado Herodes.
Arbatrán abatido decidió volver a su hogar con el fracaso de no poder adorar al Niño, pero con la satisfacción de haber hecho lo que realmente le dictó su gran corazón.

Por eso amiguitos cuando habléis de los Reyes Magos acordaos también del bueno de Arbatrán que también se lo merece.

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Juan Carlos.