sábado, 26 de marzo de 2011
EL PROYECTO HAARP
Rusia lleva tiempo señalando directamente a EEUU de utilizar un arma capaz de modificar el clima, creando huracanes y terremotos, utilizados como pruebas en Haití, el tsunami de Asia, terremotos en China y Japón y el huracán Katrina.
Como nexo de unión entre todas las catástrofes se afirma que momentos antes de ocurrir las catástrofes se observaban unas extrañas luces en el cielo.
Según los acusadores afirman que la base de operaciones de USA para crear tan horribles hechos se encuentra en Gakona (Alaska) donde tiene 180 antenas que emiten ondas de radio de alta frecuencia, las cuales penetran en la atmósfera inferior e interactúan con la corriente de los electrojets aureales.Los pulsos emitidos artificialmente por HAARP estimulan a la ionosfera creando ondas que pueden recorrer grandes distancias a través de la atmósfera inferior y penetrar dentro de la Tierra para encontrar yacimientos de petróleo y minerales, depósitos de mísiles, provocar terremotos, volcanes, cambios climáticos, interrumpir las comunicaciones por cables telefónicos y eléctricos, el suministro eléctrico, y lo más importante: alteraciones en el estado mental del ser humano.
Como en todas las ocasiones en las que escribo acerca de alguna conspiración dejo una pregunta en el aire;
Mas importante si HAARP es real es; ¿sería capaz algún país de utilizarlo si realmente existiese?
Juan Carlos.
Aqui os dejo un inquietante vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=1aL1Fvhd9fo
viernes, 11 de marzo de 2011
EL NIÑO Y EL HELADO
En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La dependienta puso un vaso de agua en frente de él. "¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?" pregunto el niño. "Cincuenta céntimos", respondió la mujer. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas. "¿Cuánto cuesta un helado solo?", volvió a preguntar.
Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mujer ya estaba un poco impaciente. "Treinta y cinco céntimos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. "Quiero el helado solo", dijo el niño. La dependienta le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue.
El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. Cuando la mesera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había los treinta y cinco céntimos y veinticinco más... su propina.
Jamás juzgues a alguien antes de tiempo.
Fuente: La red de redes.
Juan Carlos.